El puente venía de ser inaugurado no podía creerlo, estaba
viendo el río desde lo alto, caminaban rápidas sus aguas y se quedó mirando
ensimismado, podía ver el Charco del Moro a la izquierda y a la derecha la Casa de la Barca, en el eterno transvase
de hombres y acémilas, las costumbres de tantos años, siglos de río sin puente
y puente sin río, parecían no haber cambiado la fisonomía del lugar, nada
parecía que un evento tan importante hubiese tenido efecto, todo parecía seguir
unas pautas y los lugareños no estaban acostumbrados.
_Hola buenos días.
Rafael abandonó sus pensamientos para mirar a aquel hombre alto, muy alto, pelirrojo y de ancha mandíbula que resaltaba más aún su crecida y poblada barba.
Rafael abandonó sus pensamientos para mirar a aquel hombre alto, muy alto, pelirrojo y de ancha mandíbula que resaltaba más aún su crecida y poblada barba.
_Buenos días.
Contesto Rafael ceceando las eses y dejando entrever su extrañeza por el individuo, que al igual que el contemplaba la magnificencia del puente, corría el año 1909 y el sol despuntaba en el horizonte en aquella mañana del mes de abril.
Contesto Rafael ceceando las eses y dejando entrever su extrañeza por el individuo, que al igual que el contemplaba la magnificencia del puente, corría el año 1909 y el sol despuntaba en el horizonte en aquella mañana del mes de abril.
...Rafael era mi abuelo.
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