domingo, 28 de octubre de 2012

El Ché, una vida de leyenda - Ernesto Guevara




......continuación:

El Che, una vida de leyenda….

Ernesto lo tuvo muy claro desde su juventud, era guapo, inteligente, decidido y no podía joder su vida en nimiedades, tenia que buscar lo excelso, no contento con el largo viaje a través de Sudamérica, fruto de su amistad con Granados, se lanzo a salvar el mundo había visto todo cuanto el ser humano puede padecer y se dispuso a terminar con todo tipo de injusticias sociales, el no creía en un dogma, creía en la vida, pero esta lo llevó a la notoriedad, el drama y con ello...la tragedia.

El Che con su perrito en Sierra Madre

Terminado su periplo por Cuba, pensó que el trabajo estaba hecho y la formas y maneras de Fidel no eran las suyas, el no soñaba con ser ministro, con ser un rey lleno de oropeles y escribir en el viento, el soñaba con lo tangible, con lo humano, con la dura pelea diaria y desde allí acercarse al corazón de los hombres.....se marchó dejando atrás la gloria y volvió a su concepto de vida, a buscar entre los oprimidos una ventana para la libertad, en 1965 envia una carta a Fidel dimitiendo de todos sus cargo, la firma bajo un lema; «hasta la victoria siempre», (http://es.wikisource.org/wiki/Carta_de_despedida_del_Che_Guevara).

Disfrazado y bajo una identidad falsa va a Tanzania

Mientras tanto Ernesto bajo una identidad falsa se desplaza a Tanzania, para desde allí aventurarse en la guerrilla congoleña y participar de su libertad, al poco tiempo se da cuenta que aquello es imposible la desorganización es enorme, los diferentes dialectos y lenguas para comunicarse con los guerrilleros son innumerables.
En un hombre tan organizado como el , del cual se decía que era como un perfecto alemán, aquello era el camino a ninguna parte, harto de la falta de entendimiento y desastre del ejercito cubano llegado para ayudar en la refriega, le hacen abandonar y por primera vez se siente vencido. Cuenta y comienza sus cuadernos con la siguiente frase; "Esta es la historia de un fracaso" y termina diciendo; "No hubo un solo rasgo de grandeza en esa retirada".

Se da el caso que tres días después de su partida, Mobutu derrota a la guerrilla e impone una dictadura durante treinta años.

Ernesto ya ve todo esto desde la distancia, el ha dejado la semilla de la revolución, se ha cansado de luchar contra un imposible, África todavía no esta preparada.
Pasa algún tiempo desaparecido, dicen que en Praga, desde donde escribe varios cuadernos sobre lo acontecido, pero su mente esta en otro lugar, el movimiento guerrillero boliviano esta en marcha y él estará donde lo necesitan, vuelve a la lucha, escondido en los monte vive casi en la desesperación, muy posiblemente ante la escasez y las precariedades por las que pasaban los suyos, es traicionado dando aviso de donde se encontraba, es hecho prisionero y en un juicio de campo, sumarísimo, en la mañana del 9 de octubre de 1.967 es ejecutado, no murió de cualquier manera, no, Mario Teran lo relata así:

Sus últimos días en Bolivia

"Dudé 40 minutos antes de ejecutar la orden. Me fui a ver al coronel Pérez con la esperanza de que la hubiera anulado. Pero el coronel se puso furioso. Así es que fui. Ése fue el peor momento de mi vida. Cuando llegué, el Che estaba sentado en un banco. Al verme dijo: «Usted ha venido a matarme». Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Entonces me preguntó: «¿Qué han dicho los otros?». Le respondí que no habían dicho nada y él contestó: «¡Eran unos valientes!». Yo no me atreví a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma. «¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!». Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto.


Ernesto estaba muerto, si, pero había nacido una leyenda.

Lavandería donde expusieron El Cuerpo del Ché Guevara. Vallegrande..


Nota. El texto ha sido desarrollado y argumentado por Rafael Valiente Ortiz, extraído de documentos publicados.

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